A lo largo de estas dos últimas semanas de la cuaresma, los sacerdotes de este arciprestazgo nos movilizamos para poder llegar a todas las parroquias y poder ofrecer a nuestros fieles el mejor servicio en caridad y esperanza. El calendario de parroquias se eleva a 33 parroquias, a las que acudimos varios sacerdotes, y el resto de parroquias ya depende del párroco al ser parroquias con pocos fieles. Las confesiones de cuaresma no solo forman parte de la fisonomía tradicional de nuestras parroquias en este tiempo, sino que es una experiencia profunda del Amor de Dios y de su infinita actitud de perdón hacía nosotros.
Todos debemos esmerarnos en acoger este sacramento con respeto y ansia de crecimiento espiritual, pues lejos de pensar que la confesión de los pecados al sacerdote y sobre todo a Dios, no vale para nada y está en desuso, se equivoca muy seriamente ya que este sacramento está en la entraña de nuestra vocación cristiana y nuestra fe. Quien no se reconoce pecador no aceptará de buen grado y con humildad el pecado de su prójimo, y lo que es peor, no se abre a la misericordia ofrecida por Dios para su sanación interior. Sabemos que cuesta reconocer nuestros pecados y precisamente ahí radica una de sus mejores propiedades para curar nuestros egoísmos y prepotencias, tan dañinas para la persona, la convivencia y la familia.
Piensa un poco todo esto, vence tus miedos y recelos y acude al sacerdote para no solo cumplir con una obligación como cristiano sino experimentar el gozo del perdón que seguro ya has experimentado en otras ocasiones. Feliz Semana Santa y feliz Pascua del Señor Jesús.
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